Mi infancia empezó en la Sénia, antes de que por temas profesionales tuviéramos que partir hacia Barcelona en un Citroen 2 Caballos de color azul cielo.
Como solo viví 4 años, de la Sénia recuerdo solo algunos «pantallazos» como el golpe de estado de Tejero en la pequeña TV blanco y negro, imágenes de la película del baile de los vampiros y el gran descampado de delante de casa por donde jugaban los niños ha hacerse cabañas y otros juegos yo era muy pequeño todavía pero tengo bastantes imágenes ;).
De la infancia en Barcelona si que recuerdo muchas cosas, recuerdo la Barcelona del 82, mi primer colegio Francesc Flors i Calcat al lado del parque de Bomberos, el contacto con los compañeros en su mayoría de raza gitana, el ir haciéndose niño en un entorno semi-hostil pero humilde y natural.
Recuerdo los paseos de domingo por los diferentes parques de la ciudad acompañando a mis padres, las pistas de skate a las que me llevaba mi padre de bien jovencito a petición mia claro, recuerdo mi pasión por patinar, la libertad y la socialización que me aportaba aunque fuera una practica individual, un patinete bajo los pies te abría la puerta a hablar con los otros chicos. Siempre he sido muy extrovertido para hacer nuevos amigos.
Recuerdo también la Barcelona pre Olímpica y el cambiazo que dieron a la mayoría de los barrios. Nuevas instalaciones deportivas publicas, plazas y parques renovados, ceras mas anchas, y un sin fin de mejoras que viví con una gran sensación de privilegiado por estar viviendo en Barcelona.
Algo me decía que tendría muchas posibilidades ante la vida y les quiero dar las gracias a mis padres por el esfuerzo continuo en darme lo que iba necesitando a cada momento, desde cursos de mecanografía, esplai, clases de informática, etc.
El rápido cambio en las necesidades consumistas de cada momento y la rápida evolución tecnológica mundial no debió ser nada fácil de llevar en unos años en que la clase media baja era lo que abundaba, pero las cosas irían cambiando, de ciudad de Fábricas a ciudad de Servicios.